Según consta en este recordatorio de hace 75 años de un periódico asturiano, mi bisabuelo Fernando Carbajal Marqués, su hijo mayor Valentín y un marinero llamado Victoriano Rodríguez, fallecieron en 1919 en un naufragio a la entrada del puerto de Gijón. Al parecer sólo consiguió sobrevivir otro hijo de mi bisabuelo llamado José.
He conseguido el certificado de defunción de mi bisabuelo, en el cual se especifica que el trágico accidente sucedió el día 28/04/1919 y que realmente Fernando tenía 39 años y no 44 como dice el recorte (esto coincide con mis datos de que su nacimiento ocurrió en 1879).
NAUFRAGIO A LA ENTRADA
DEL PUERTO
Al abocar la barra zozobra un batel, ahogándose el patrón, un hijo suyo y un marinero.
SOLO CONSIGUE SALVARSE UNO DE LOS TRIPULANTES
Alarma en los muelles
Naufragio a la entrada del puerto.
-Un golpe de mar hace zozobrar a un batel-¿Perecieron todos los tripulantes?
Serían
aproximadamente las seis y media de la mañana, cuando empezaron a circular por
los muelles rumores alarmantes de que a la entrada del puerto había zozobrado
uno de los botes que, de retorno de sus faenas de pesca, se disponía a abocar
la barra en dirección al muelle local.
Las noticias
que en un principio se escuchaban de labios de algunos marineros no podían ser
más dolorosas, pues se aseguraba que habían perecido ahogados los que tripulaban
la embarcación.
Como reguero
de pólvora corrió la noticia por todo el barrio alto, causando entre aquel
vecindario la consternación que es de esperar, al considerar que muchas de
aquellas familias tenían a varios de sus deudos en la mar, dedicándose a las
faenas de la pesca.
Nadie sabía
decir el nombre de la embarcación zozobrada y eso hacía que la ansiedad de los
vecinos de Cimadevilla fuera mucho mayor, pues quien más y quien menos, temía
que entre las víctimas hubiese alguna de las personas de su familia.
El revuelo que
se formó en el barrio Alto, no es para descrito. Numerosas mujeres, hombres y
niños, corrían en tropel hacia el muelle a saber noticias concretas de lo
sucedido y enterarse de los nombres de las víctimas que, de momento se
ignoraban.
Ya sabemos que
en casos de esta naturaleza las gentes dan amplios vuelos a su fantasía y hacen aún más dolorosas estas desgracias,
aumentando las proporciones que hayan tenido.
Por eso es de
considerar cuáles no serían las escenas de dolor que al conocerse la primer
noticia de la catástrofe se desarrollarían en los muelles.
En el muro de Liquerica
Público inmenso.-el estado del
mar.-Peligro inminente.-Escenas desgarradoras.
Toda la gente
que bajaba al muelle a enterarse de lo sucedido, al saber que la catástrofe
había sido en las inmediaciones de la barra, corría presurosa al muro de
Liquerica, desde donde se veía el terrible cuadro que ofrecían los náufragos,
luchando desesperadamente con las olas para librarse de la muerte.
La parte alta
del malecón de Liquerica ofrecía imponente aspecto. Gran número de hombres,
mujeres y niños se hallaban allí presenciando la desgarradora escena que ante
ellos se les presentaba. Las voces de auxilio de los náufragos se entremezclan
con los gritos del dolor de aquella gente, que consideraba el trance en que se
encontraban aquellos infelices marineros que tan cerca tenían su fin.
El estado del
mar era imponentísimo. El oleaje batía con furia impulsado por el fuerte viento
reinante.
A la entrada
de la barra veiase a una pequeña embarcación vuelta con la quilla al sol y
asida a ella los hombres que venían tripulándola en el momento del naufragio.
El correr en auxilio de ellos era peligrosísimo y sobre todo el acercarse a la
lancha. Júzguese por lo expuesto el dolor inmenso de cuantos presenciaban aquel
cuadro desgarrador.
A auxiliar a los náufragos
Preparativos en el puerto.-Sale
el vapor “Covadonga”.-La marejada le impide acercarse a la lancha.-Sigue el musel.-Marineros
heróleos.-la trainera “Marcelina”.-Tampoco logran sus propósitos.-Tiene que
regresar a puerto.
Inmediatamente
que se supo la noticia del naufragio en los muelles, que fue al instante de
ocurrir, los numerosos marineros que a dicha hora se encontraban por las
inmediaciones de la antigua Aduana, se ofrecieron a acudir en auxilio de los
náufragos sin tener en cuenta el peligro que esto ofrecía por el estado del
mar. Tratose de que salieran a prestar ese humanitario servicio alguno de los
buques pesqueros surtos en el puerto, pero se tropezaba con la dificultad de
que unos por falta de presión y otros porque no estuviese a bordo la maquinaria
o el patrón no podían hacerlo.
A todo esto,
los náufragos, asidos a la quilla de la embarcación, continuaban demandando
auxilio poseídos del natural terror, pues poco a poco las fuerzas les iban
faltando para sostenerse a flote.
Fue entonces
cuando el vapor “Covadonga” corrió a auxiliarles, llevando entre la tripulación
a dos obreros carreteros y a un ingeniero del vapor “Asturias” llamado Eugenio.
Llegó el “Covadonga” hasta el lugar en que ocurrió el naufragio, pero era tal
la fuerza con que allí batía el mar, que el buque hubo de continuar viaje al
Musel, pues el oleaje le azotaba contra uno de aquellos bajos. Por esta causa,
no pudieron salvar a los náufragos, que seguían manteniéndose agarrados a la
embarcación zozobrada.
Viendo que el
“Covadonga” no había podido auxiliar a los náufragos, salió del muelle la
trainera “Marcelina”, propiedad del conocido armador don Plácido Menéndez,
patroneada por Francisco Sanz, popularmente llamado “El Rigiletu” y llevando
como tripulantes a los marineros Fructuoso Pompeyo, José Cobiella, Marcelino
Marino, José González Mieres y otro llamado José el Pebetu. Con grave riesgo de
sus vidas, estos arriesgados marineros llegaron con la trainera hasta cerca de
donde estaba el bote; pero todos sus esfuerzos resultaron inútiles. Tampoco
lograron prestar el humanitario servicio que se habían propuesto y con harto
dolor hubieron de regresar a puerto.
Todos estos
trabajos eran presenciados por el inmenso público que se había aglomerado en la
parte alta de Liquerica, y cuyo terror aumentaba por momentos al considerar el
gran peligro que corrían los tripulantes de las embarcaciones que acudían en
auxilio de sus infelices compañeros.
Salvan a uno de los náufragos
La vapora “Dos Hermanos”.-Salen a
auxiliar a los náufragos.-Los que tripulan la vapora.-Lanzan un calabrote a uno
de los marineros.-Es salvo.
En vista de
que tampoco la trainera “Marcelina” había logrado prestar auxilio a los
náufragos, el popular marino gijonés Calixto Muñiz González, patrón del vapor
“Covadonga” embarcó en la vapora “Dos Hermanos núm. 2”, de la matrícula de
Candas que acababa de llegar a puerto conduciendo percebos y salió a
auxiliarlos, llevando como tripulantes a dos hermanos del que patroncaba la lancha
zozobrada y a un marinero llamado Marcelino Marino que ya había embarcado en la
trainera antes mencionada.
Cuando
llegaron cerca del sitio del naufragio sólo vieron asido a la quilla del bote a
uno de los marineros, el más joven de todos. Como no podían acercarse a la
embarcación pues fácilmente el oleaje podría estrellarla contra el casco de la
vapora, lanzaron al agua un calabrote, al cual se asió fuertemente el náufrago.
Durante esta operación, un fuerte golpe de mar lanzó a la vapora casi sobre el
bote, viéndose un inminente peligro de ser aplastado por aquélla el joven que
se mantenía agarrado al cable que le largaron desde el buque. Poco después,
consiguieron meter a bordo al pobre joven.
De haber
tardado más en auxiliarle habría perecido como sus desgraciados compañeros,
que, faltos de fuerzas, habían sido separados de la embarcación por el oleaje.
Suspenden los trabajos de salvamento
En busca de los demás
náufragos.-Una avería.-Temen explote la caldera.-Regresan a puerto.
Como decimos
más arriba, a bordo de la vapora que acudió a prestar auxilio a la embarcación
zozobrada, iban dos hermanos del patrón de ésta. Inmenso fue el dolor de
aquellos dos hombres al ver que su hermano había desaparecido cuando llegaron
al lugar del naufragio. El joven que consiguieron salvar era, como veremos más
adelante, hijo del patrón. La escena que se desarrolló a bordo de la vapora
entre el mencionado joven y sus tíos fue emocionante, causando dolorosa
impresión a cuantos la presenciaron. El joven se hallaba extenuádisimo por la
lucha que se vio obligado a sostener con las olas para mantenerse a flote.
A unos
cuarenta metros de distancia del bote, y por la parte Este, vieron flotando el
cuerpo de uno de los tripulantes del bote. Aún daba señales de vida. Los de la
vapora intentaron recogerlo; pero cuando se disponían a ello, avisó el
maquinista al patrón de que se hallaban en gran peligro de perecer todos.
-¿Qué
ocurre?-Preguntó el patrón.
-Que hay una
importante avería en la caldera. Falta agua en ella, y estamos expuestos a que
sobrevenga una explosión-respondió el maquinista.
-¿No podremos
esperar un momento más, a ver si podemos recoger el cuerpo de uno de los
náufragos, que está flotando en el mar?-dijo aquél.
-Imposible. No
hay tiempo que perder. Tenemos que volver a puerto inmediatamente, pues de lo
contrario, podríamos perecer todos.
Por tal
motivo, viraron en redondo y retornaron a nuestro puerto. Tan pronto como
llegaron a los muelles locales desembarcaron al superviviente del naufragio y
le condujeron a una casa para auxiliarle pues se encontraba muy decaído. Le
atendieron con toda solicitud para hacerlo reaccionar.
Cómo ocurrió el naufragio
El
batel “María”.-De regreso de la pesca-.Arriban al Musel.-Deciden venir a Gijón.
Al abocar la barra.-Se anega la embarcación.-Un golpe de mar lo hace volcar.
La embarcación
zozobrada era el batel “María”, de esta matrícula. Había salido de Gijón el
domingo por la noche a las faenas de pesca de sardina.
Terminada la
marea se dirigieron a este puerto conduciendo buena cantidad de sardina. A eso
de las tres de la mañana, hora en que regresaban de la mar, la marejada
reinante era fuerte y el viento soplaba con violencia. En vista de ello el
patrón del “María” decidió arribar al Musel, como así lo hicieron sin ningún
contratiempo.
Permanecieron
en el puerto exterior hasta las seis o seis y cuarto de la mañana en que
determinaron venir a los muelles locales, pues parecía que el temporal había
amainado algo, aunque el oleaje batía con furia sobre todos los bajos de la
costa.
Favorecidos
por el viento, envergaron la vela y se dirigieron a Gijón.
Cuando iban
navegando entre el bajo San Justo y el canal de la barra una fuerte racha de
viento hizo dar una cabezada a la embarcación y el agua penetró en el bote por
la parte de proa. Apresuráronse los tripulantes a arriar la vela por temor a un
naufragio; pero ya era tarde. La lancha estaba anegada casi por completo.
Diéronse
cuenta del peligro en que se hallaban de perecer ahogados los que ocupaban la
embarcación y empezaron a demandar auxilio. En aquel instante el bote fue
impulsado por el viento hacia la parte Este y como el timón no podía maniobrar
por la gran cantidad de agua que había penetrado en la lancha hubieron de
dejarse a merced del oleaje.
Por último, un
golpe de mar hizo volcar el batel, el cual quedó con la quilla al sol y sus
tripulantes asidos a ella.
Fue entonces
cuando aquellos marineros arreciaron en la demanda de auxilio hasta que fueron
oídos desde tierra. Y ya hemos dicho en la forma que acudieron a socorrerles
así como el resultado que se obtuvo en aquellos solícitos servicios que
prestaron arriesgados marineros.
Nombres de las víctimas
Los
que tripulaban el “María”.-Perece el patrón, un hijo suyo y un marinero.-Eran
vecinos de Cimadevilla.-No han sido hallados los cadáveres.
Tripulaban la
embarcación, Fernando Carbajal, de 44 años de edad, casado; dos hijos suyos
llamados Valentín y José, de 18 y 16 años de edad y el marinero Victoriano
Rodríguez, de 35 años, casado, natural de Candás, y como sus compañeros vecino
del Prado de don Gaspar. De los cuatro, solo consiguió salvarse el menor de los
hijos del patrón que fue el que recogieron en la vapora “Dos Hermanos número
2”.
Todos ellos se
mantuvieron asidos a la quilla del bote unos 20 minutos, hasta que fueron
separados de ella por los golpes de mar, el patrón, su hijo mayor y Victoriano.
Los cadáveres
de estos tres no han sido hallados, pues aunque a primera hora de la tarde se
decía que el del patrón había aparecido cerca del sitio del naufragio envuelto
en la red que llevaba el bote, no resultó cierta la noticia.
El
desventurado patrón deja siete hijos y su mujer próxima al alumbramiento.
Ella se llama
Yudita López y es hermana de uno de los marineros de la Corporación de prácticos
del puerto, popularmente conocido por “Larolo”.
Los vecinos de
la infeliz viuda procuraron ocultarle en el primer momento la noticia de la
terrible desgracia por temor a las funestas consecuencias que podía
ocasionarle. Poco a poco fueron dándole la mala nueva, desarrollándose
desgarradoras escenas en el hogar de aquella desventurada familia, de cuyo
dolor participaba todo el vecindario del barrio alto, en el que la catástrofe
causó gran consternación.
En el momento del naufragio
El
padre y dos hermanos del patrón del “María”.-Regresaban a puerto juntos.-No
pueden auxiliarles.
Cuando el
batel “María” sufrió el accidente que costó la vida a tres de sus cuatro
tripulantes, regresaban a puerto en otra pequeña embarcación Valentín Carbajal
y dos hijos suyos, uno de ellos llamado Manuel, padre y hermanos del
desventurado patrón que pereció en el naufragio.
Diéronse
cuenta de lo ocurrido; pero no pudieron prestarles auxilio, a causa del
imponente estado del mar.
Con el dolor
que es de suponer, entraron en el puerto, y el padre y los hermanos del infeliz
patrón, embarcando los dos a bordo de la vapora que acudió a auxiliarles, y
que, por desgracia, sólo pudo salvar al joven marinero.
Cuando se
vieron obligados a suspender los trabajos de auxilio por la avería que observaron
en la caldera de la vapora “Dos Hermanos núm.2”, perdieron aquellos hombres
toda esperanza de salvar a sus deudos.
Estos, así
como el marinero Victoriano, agotadas sus fuerzas por la lucha que hubieron de
sostener con las olas, habían sido arrastrados por el mar desapareciendo.
Cuantos
esfuerzos realizaron para hallar los cadáveres de las víctimas resultaron
inútiles. No apareció ninguno de los dos venturados marineros.
La autoridad de Marina
Incoación
de expediente.-Órdenes a las Ayudantías.-Los trabajos de salvamento.-Los que se
distinguieron.
Tan pronto
como la autoridad de Marina recibió noticia del naufragio ordenó se practicaran
reconocimientos por toda la costa por si el mar arrojara a tierra alguno de los
cadáveres. En igual sentido se telefoneó a todas las Ayudantías de la provincia
por si en alguna de aquellas demarcaciones apareciese alguno de los cuerpos de
los deventurados marineros.
El Juzgado de
este distrito marítimo incoa el oportuno expediente. Al personarnos ayer en
aquellas oficinas, nos manifestaron que se haría constar a los efectos
consiguientes el arrojo con que muchos marineros acudieron a prestar auxilio a
los náufragos, haciendo especial mención entre todos ellos, del patrón don
Calixto Muñiz González y los marineros Marcelino Marino y José González.
Los elogios
que se tributaban en todo Cimadevilla a cuantos se apresuraron a auxiliar a los
tripulantes del batel zozobrado, eran unánimes y muy justificados, pues una vez
más nuestros marineros dieron pruebas evidentes de sus sentimientos
humanitarios y su desprecio a la vida por salvar la de compañeros suyos.
El joven
marinero a quien consiguieron salvar los tripulantes de la vapora “Dos Hermanos
número 2”, se encontraba ayer noche en grave estado a causa del tiempo que
permaneció en el mar y enorme impresión que recibió al ver perecer a su padre,
hermano Valentín y al marinero que les acompañaba.
El bote,
impulsado por el oleaje fue a estrellarse contra las rocas del pedrero que
existe detrás de la fábrica de aserrar maderas de los señores C. Bertrand y
Compañía, quedando todo destrozado. Nada de lo que contenía la embarcación pudo
ser recogido.
EL COMERCIO se
asocia al inmenso dolor por que atraviesan en estos momentos las familias de
los desventurados marineros, con las cuales comparte el dolor que les produjo
desgracia tan tremenda, deseando al propio tiempo el pronto alivio del
superviviente de esta catástrofe que tanta consternación produjo en nuestra
villa.
Fuente de la que he extraído la información:
https://hemeroteca.elcomercio.es/29/04/1919/2/ae26ab5bf34695b4723b3afb0ebf491c.html?subedition=GIJ
No hay comentarios:
Publicar un comentario